Cuando arranqué en esta industria hace varios años, el SEO tenía una lógica bastante predecible: optimizabas algunas keywords, conseguías un puñado de enlaces, cuidabas los aspectos técnicos básicos del sitio, y eso alcanzaba para posicionar en los resultados de Google. Los famosos blue links.
Hoy, esa lógica evolucionó. El SEO ya no se trata únicamente de optimizar para Google: ahora es un ecosistema multicanal donde la visibilidad también se disputa en plataformas como YouTube, TikTok, Instagram, Google Maps y cualquier otro espacio donde un usuario pueda buscar algo.
Además, la aparición de los AI Overviews, ChatGPT y otros modelos de lenguaje a gran escala reconfiguró el panorama aún más. Ya no competís sólo por posiciones en la SERP tradicional: ahora también lo hacés para ser citado por una IA, por aparecer como fuente en una AI Overview (las respuestas generadas por IA que aparecen arriba en Google) y por ser mencionado como referencia confiable.
¿Cómo llegamos hasta acá? ¿Qué cambió? ¿Qué hay que hacer distinto?
No te desesperes. Vamos por partes:
Arranqué a hacer SEO en 2008, cuando tenía 14 años. Para que hagamos un poco de memoria, ese mismo año salió el iPhone 3G, nos comunicábamos por MSN, todos los jóvenes de argentina tenían fotolog (yo incluido), sonaba en todos lados el temazo “I Kissed a Girl” y se estrenaba Breaking Bad, (que luego dio pie al spinoff Better Call Saul, la mejor serie de la historia).
En todo este contexto, SEO era sinónimo de Google, y Google era principalmente resultados clásicos: listas de enlaces azules (blue links) ordenados por relevancia, basada en menciones de palabras clave y enlaces entrantes.
Para ese año, cada backlink se interpretaba como un voto de confianza hacia una página. Esta lógica alimentó algoritmos como PageRank, que atribuía autoridad en función de cuántos sitios enlazaban al tuyo.
Durante muchos años, el juego fue claro: más enlaces equivalían a más autoridad. Métricas como Domain Authority (Moz) o Domain Rating (Ahrefs) se popularizaron y surgieron industrias completas para generar enlaces.
Y siguió así durante bastante tiempo.
A partir de 2015, Google comenzó a incorporar inteligencia artificial para comprender mejor la intención y el contexto de las búsquedas:
Estos modelos fueron reduciendo gradualmente el peso exclusivo de los backlinks como señal de autoridad. Ahora no basta con enlaces: Google interpreta intención, contexto, calidad del contenido y experiencia de usuario.
En este nuevo paradigma, el contenido debe:
La funcionalidad técnica sigue siendo importante (velocidad, mobile-first, estructura, señalización mediante contenido), pero el enfoque giró: ya no importa solo cuántos enlaces tenés, sino si tu contenido es relevante, útil y creíble.
Ok, hasta acá todo lo que evolucionó en Google, pero podríamos decir que en esta última década el camino de búsqueda orgánica de un usuario ya no empieza ni termina exclusivamente ahí. Hoy las personas también buscan recomendaciones en TikTok, comparan productos en Mercado Libre, buscan tutoriales en YouTube, eligen restaurantes desde Google Maps y hacen preguntas directas a ChatGPT. Esto implica que la estrategia SEO debe pensarse de forma mucho más amplia y adaptada a cada canal.
Optimizar para estas plataformas también es SEO. Porque, aunque cambie la interfaz, el algoritmo o el formato, el principio es el mismo: el usuario tiene una intención de búsqueda y espera encontrar una respuesta útil. Justamente, SEO significa Search Engine Optimization (Optimización para Motores de Búsqueda), no Google Optimization. Si hay motor de búsqueda, hay SEO.
Pensar en multicanalidad es entender que el usuario no busca de forma lineal. Puede empezar con una búsqueda en TikTok, terminar en un video de YouTube, pasar por una nota de blog, consultar a una IA y luego elegir un producto en Mercado Libre. Si tu marca no está presente en esos puntos de contacto, simplemente no existe para ese recorrido.
Cada plataforma tiene su propia lógica, sus algoritmos, su lenguaje y sus señales de engagement. Lo que funciona en Google no necesariamente funciona en TikTok, donde el contenido visual, los trends y la narrativa rápida son clave. En YouTube, el tiempo de retención, la optimización de títulos y la calidad audiovisual marcan la diferencia. En foros como Reddit o plataformas como Quora, importa más la claridad de la respuesta y el upvoting de la comunidad. Y para ser citado por una IA, hay que ser claro, útil, citado y reconocible. Lo que funciona en Google no necesariamente funciona en TikTok, donde el contenido visual y la narrativa rápida mandan. Tampoco es lo mismo posicionar en YouTube, donde los títulos, descripciones y tiempos de retención definen el alcance, que aparecer como una referencia confiable para una IA conversacional.
En definitiva, sí, es SEO, pero cada plataforma tiene sus propias características.
Con el auge de las Inteligencias Artificiales generativas como ChatGPT, Gemini y Perplexity, así como también el despliegue de AI Overviews por parte de Google, el SEO ha cruzado una frontera: ya no solo competís por posicionar en las páginas de resultados de Google, sino por ser citado directamente en respuestas generadas por IA.
Estos modelos no muestran una lista de resultados. Responden. Redactan. Interpretan. Usan algoritmos como Retrieval-Augmented Generation (RAG), que combinan información actualizada en tiempo real con modelos de lenguaje para construir respuestas fundamentadas y contextuales.
Lo importante: analizan texto, contexto, menciones, claridad y autoridad. Si una IA te elige como fuente, es porque tu contenido cumple con los criterios de confiabilidad y utilidad que su modelo considera relevantes para responderle al usuario.
Esto redefine el concepto de “posicionar”. Ya no es sólo escalar posiciones en la SERP, es ser parte del corpus que la IA considera valioso para construir sus respuestas.
Para aparecer en las menciones de los LLMs, en realidad no estamos hablando de un juego completamente nuevo. El proceso tiene mucho en común con el SEO tradicional. Cuando ChatGPT busca información, lo hace a través de Bing. Gemini, el modelo de Google, toma información directamente desde su propio buscador. Esto significa que existe una correlación alta entre el posicionamiento en buscadores y la probabilidad de ser citado por una IA.
Sin embargo, también hay particularidades a tener en cuenta. Los modelos de lenguaje no seleccionan resultados, sino que generan respuestas a partir de un corpus de datos que consideran confiable, claro y contextual. Es decir, no basta con rankear: hay que ser mencionable, elegible, útil.
En ese marco, un estudio reciente de Ahrefs analizó 75.000 marcas para entender qué señales se correlacionan con su aparición en los AI Overviews de Google.
Si bien el funcionamiento de los LLMs tiene sus particularidades, lo cierto es que muchas de las mejores prácticas del SEO tradicional siguen aplicando para aparecer en sus respuestas. Por eso, antes de pensar en “trucos nuevos”, es clave volver a los fundamentos: ser relevantes, estar presentes en medios confiables, tener un sitio técnicamente sólido y fomentar búsquedas de marca.
Algunas de las estrategias que podés implementar en tu sitio para incrementar la visibilidad de tu marca en LLMs son:
La inteligencia artificial no viene a reemplazar el SEO, sino a elevar su nivel. Exige una mirada más estratégica, menos mecánica y más centrada en el valor real que una marca ofrece a su audiencia.
En Eleven acompañamos a empresas que quieren crecer en este nuevo contexto. Creamos estrategias SEO que combinan experiencia técnica, contenido de calidad y visión a largo plazo. Porque sabemos que el SEO del futuro no se trata de seguir trucos, sino de construir autoridad real en un entorno cada vez más inteligente.
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